


De los miles de fotógrafos que desde la invención de la fotografía se dedicaron a la reportería gráfica, es decir, a mirar y registrar el comportamiento humano frente a la realidad, hay tres que han dejado su huella para la historia; Henri Cartier-Bresson, Robert Doisneau y Elliott Erwitt. No sólo de guerra, violencia, hambre e injusticia vive el hombre. Frente a los patrones de una reportería depredadora, que vive de la explotación de la miseria humana, estos tres fotógrafos han impuesto una mirada más cálida, casi optimista diría yo, sobre la rutina de los seres que habitan nuestro planeta.
Por lo general el nombre de Elliott Erwitt se asocia con la reportería y la fotografía editorial, pero tiene un amplio recorrido como cineasta y fotógrafo publicitario. La fotografía publicitaria de Erwitt es famosa precisamente porque está despojada del maquillaje característico de la fotografía comercial; se asimila más a la imagen editorial, más real y espontánea.
En contraste con la mirada intelectual de Cartier-Bresson, y el tono social de Doisneau, la de Elliott Erwitt parece ingenua; Erwitt no acecha, descubre. La fotografía de Elliott Erwitt sorprende por la gracia y el sentido del humor que nos dejan descubrir el rostro humano positivo del mundo. Este hombre ha recorrido la geografía humana con una mirada amable y creativa que tiene la inteligencia y la sensibilidad de ver en lo cotidiano aquello que el resto de los terrícolas no vemos. Parecería que el mundo está allí esperando a que Erwitt lo mire para desplegar toda suerte de malabares y de momentos insólitos. ¿Qué poder tiene este hombre para lograr imágenes que parecen inventadas y desafían todas las leyes de la espontaneidad? Se necesita mucha sensibilidad y humildad para observar, por ejemplo, el comportamiento de los niños y de los perros. Mientras los demás fotógrafos centramos nuestra atención en el encuadre obvio que tenemos al frente, él mira alrededor, donde la vida sucede.
Por lo general el nombre de Elliott Erwitt se asocia con la reportería y la fotografía editorial, pero tiene un amplio recorrido como cineasta y fotógrafo publicitario. La fotografía publicitaria de Erwitt es famosa precisamente porque está despojada del maquillaje característico de la fotografía comercial; se asimila más a la imagen editorial, más real y espontánea.
En contraste con la mirada intelectual de Cartier-Bresson, y el tono social de Doisneau, la de Elliott Erwitt parece ingenua; Erwitt no acecha, descubre. La fotografía de Elliott Erwitt sorprende por la gracia y el sentido del humor que nos dejan descubrir el rostro humano positivo del mundo. Este hombre ha recorrido la geografía humana con una mirada amable y creativa que tiene la inteligencia y la sensibilidad de ver en lo cotidiano aquello que el resto de los terrícolas no vemos. Parecería que el mundo está allí esperando a que Erwitt lo mire para desplegar toda suerte de malabares y de momentos insólitos. ¿Qué poder tiene este hombre para lograr imágenes que parecen inventadas y desafían todas las leyes de la espontaneidad? Se necesita mucha sensibilidad y humildad para observar, por ejemplo, el comportamiento de los niños y de los perros. Mientras los demás fotógrafos centramos nuestra atención en el encuadre obvio que tenemos al frente, él mira alrededor, donde la vida sucede.
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